lunes, 10 de septiembre de 2007


"No escogemos el camino que seguimos en pintura, sino que andamos como podemos, con los pies planos o musculosos, descalzos o con zapatos; en realidad, se podría juzgar la pintura solo a partir de los zapatos, los zapatones o las alpargatas de los pintores. ¿Quién sabe?"


Nicolas de Staël
Antibes, enero de 1955

(una de las frases que me impactaron en la exposición... Ya atacaré con otras...)

5 comentarios :

Anónimo dijo...

Hmmm...no sé, no sé. Después de meditar detenidamente sobre estas palabras, considero que Staël no tenía razón: Sí que escogemos el camino que seguimos, aunque signifique que nos equivoquemos de "zapatos". Estos pueden no ser adecuados para andar sobre terrenos resbaladizos o, si vamos deliberadamente descalzos, arriesgarnos a clavarnos las piedras del camino, pero siempre somos nosotros quienes decidimos qué hacer, qué camino seguir y con qué "calzado".
La primera parte de la frase parece expresar una idea clara, la segunda parte "confunde" la primera idea, no la aclara, mientras que la tercera parece una broma sin más...

jagan dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Rodrigo dijo...

Que hay carga de ironía, seguro. Pero también creo que hay parte de verdad en eso de que uno hace en arte, más que lo que quiere, lo que puede.
Y si se tratara tan solo de "escoger" entre todos los zapatos posibles (por seguir con la metáfora) los que son más adecuados para el camino, qué sencillo sería... Creo que esos zapatos (léase aptitudes artísticas, educación, oportunidades, disponibilidad económica, tiempo, o al menos eso es lo que yo interpreto que quiere decir Nicolas de Staël con la frase) a menudo son los zapatos que nos tocan, y es difícil, aunque no imposible, cambiarlos por otros, de mejor factura...
Y tú Jagan hablas de que "siempre somos conscientes de qué camino y cómo lo andamos"... No sé si ese "siempre" no sea muy rotundo, pues a menudo uno parece andar a ciegas, como cuando de noche alumbra el paso con una vela o linterna, que solo nos deja ver lo que está cerca para no tropezar... pero el camino andado solo lo vemos una vez que ya lo hemos caminado, cuando, haciendo un alto, echamos la vista atrás. Y el camino por andar es un misterio, tan solo un esbozo en la oscuridad.

Anónimo dijo...

Estoy contento de ver cómo discrepan dos amigos muy queridos. Quisiera añadir que el camino que escojamos o no, depende en parte de la mentalidad con que se enfrente uno a la vida. Hay personas que creen que, en la vida, "el que la sigue la consigue" tengan que sacrificar lo que tengan que sacrificar. Sin embargo, otras personas no saben andar sin tener todo planificado. La diferencia entre ambos planteamientos está en que los primeros se marcan un objetivo y trabajan para alcanzarlo y los últimos se trazan un plan más "cómodo" alterando sus objetivos parciales en función de las oportunidades que les va ofreciendo la vida. Las dos opciones tienen sus pros y sus contras, aunque a mí me parece que los primeros son más valientes y quizás hasta más auténticos porque han escogido un camino más personal.
En cuánto a la metáfora de la linterna de Rodrigo, pienso que cada uno es libre de usar la "luz" que prefiera en su búsqueda. El que busca de día dispone de la luz del sol y no necesita linternas, al contrario, una gafas con cristales polarizados le permitirán ver la realidad de forma muy distinta a la que vemos todos. De un modo opuesto hay personas que trabajan en un espacio muy pequeño y son capaces de descubrir un mundo a través del microscopio. De todas formas también quiero complementar la opinión de Jose sobre el poder de decisión que atribuye a la condición humana. Pienso que tenemos efectivamente libre albedrío pero también tenemos límites en nuestro campo de acción y paradójicamente estos límites precisamente vienen dados porque decidimos demasiado, es decir somos consumistas de la decisión. Quiero decir que podríamos decidir también dedicar nuestra vida a menos cosas, a cumplir menos objetivos con el fin de disfrutar más de aquéllos que realmente nos resultan valiosos. Es este un ejercicio difícil en verdad porque yo mismo me veo obligado a replantearme cada día cuáles de esos objetivos merecen mi atención día a día y cuáles, por el hecho de no vivir aislado, se me aparecen cotidianamente sin que yo lo pida y me tengo que esforzar en apartar como las hierbas altas que no te dejan mantener el rumbo que te marcan tus verdaderos deseos.

jagan dijo...

¡¡¡¡Dios mío, estoy rodeado de poetas!!!! ;-)