
Este verano descubrí en Venecia un tipo de libro que no conocía: los cuadernos de viajes. Libros en los que un artista plasma su visión de una ciudad a través de sus dibujos y pinturas (generalmente acuarelas). Y en dos librerías venecianas me enamoré de un par de libritos de estos sobre Venecia por la calidad de los dibujos y las acuarelas. Y también porque, sin ser hiperrealistas en ningún caso, reflejan muy bien la ciudad.
Pero hoy no os mostraré esos dos libros, no. Hoy os traigo otros dos que me regalaron en navidad, que son de ese estilo pero en un formato mayor y sus textos están en castellano y son más fáciles de encontrar por aquí. Se trata de "Venecia, cuaderno de viaje" y "París, cuaderno de viaje" y en ambos casos los dibujos y acuarelas son del francés Fabrice Moireau. Están editados por Anaya Touring Club e impresos en Singapur, pero el año no consta por ningún lado.

Son un verdadero placer para los ojos. Son libros para mirar con calma, ahora un dibujo, luego aquel texto.... Sin ninguna prisa recorrer en la acuarela lo que se caminó en la realidad...
Y con el de París, ya sabéis, allí estuvimos juntos hace... ¿cuánto?


Aquí os dejo algunas fotos del interior del libro de Venecia: se amplían y se puede ver algo más el detalle.
(Ah! me he enterado que los precios son bastante decentes).
12 comentarios :
Bienvenido de nuevo al blog, se te echaba de menos.
Estoy parcialmente de acuerdo contigo en lo de la lotería: yo también compraría montañas de libros en vez de un yate, pero una islita para perderme de vez en cuando, pues no te digo yo que
no me la compraría. Una isla que, porqué no, podría ser semejante a la que aparece en la pintura de Arnold Böcklin "La isla de los muertos" que a mí no me inspira nada negativo, todo lo
contrario...
Los cuadernos de viaje que muestras son una maravilla, tuve ocasión de ver los que trajiste de Venecia y ciertamente son para deleitarse con sus infinitos detalles y mirarlos y remirarlos a menudo. Evocan los recuerdos fugaces de mis estancias allí por motivos de trabajo y hacen que añore volver en otras condiciones, quien sabe si entonces con la posibilidad y el tiempo de
realizar un cuaderno de viaje propio... qui lo sa! También has provocado que vuelvan a mi memoria las viñetas de un cómic relacionado con la ciudad. Me refiero a "Fábula de Venecia" de Hugo Pratt y que narra una de las aventuras más mágicas de su célebre personaje Corto Maltés. Creo que hoy se puede encontrar en color, pero originariamente se hizo en blanco y negro y es como lo prefiero yo. En dichas viñetas, el personaje se pasea por las calles, plazas y puentes de Venecia y las acuarelas que muestras aquí me recuerdan aquella estética como de ciudad de
ensueño por la que deambula Corto. Cómics así hacen que aquella cuestión que planteabas en otro apartado del blog tengan una clara respuesta: si, el cómic, algún cómic, es arte y sus autores, algunos autores, unos auténticos maestros.
A menudo en el cómic se sacrifica la calidad artística de un determinado cuadro o viñeta por la necesidad narrativa del propio medio. Esto es lo que puede hacer que se le aleje a veces de lo artístico.
Pero, como en el cine, si se trabaja con calidad y paciencia, si está editado con esmero y cariño (cosa difícil) un cómic puede ser todo un arte. En mi opinión, la clave es el equilibrio entre una buena historia, un buen guión y un buen desarrollo gráfico. Si falla alguno de esos tres pilares... bluuf!!
El tema tiene debate para rato, depende de hacia dónde quieras conducirlo, las interpretaciones son muy variadas y subjetivas -como debe ser, por otro lado- Por ejemplo, en ocasiones uno puede contemplar una pintura y sólo interesarse por las cualidades plásticas, dejando de lado el género que toca -un paisaje, pongamos-: textura, cromatismo, composición,...; o puede fijar su atención en un determinado elemento o detalle con el que se siente especialmente vinculado -por evocación, afinidades, gustos,...- sin que el conjunto tenga por que parecerle destacable. O valorar y disfrutar una película por su fotografía y no por su guión, o apasionarse con una novela, a pesar de que el papel en el que está impresa sea ya ajado, amarillento y de una edición anticuada,... Verdad es que en un mundo imperfecto es humano aspirar a la perfección, pero sería un error no disfrutar de las cosas que la vida nos ofrece porque no reunen todas las condiciones que les exigimos o porque en su totalidad no estan al mismo nivel, como también sería un error, en muchas ocasiones, confundir contenido con continente.
Efectivamente, el tema tiene miga... que podemos desgranar frente a un cafecito.
Quizá no me expliqué bien. Nada más lejos de mi intención exigir la perfección en todo para darle pase de validez. No, no es eso.
Me refería al hecho de que, en un arte en el que su propia esencia depende de la narración de una historia, los aspectos llamemósles "no-narrativos" tienen, a mi juicio, casi por fuerza un valor secundario. No es que no sean importantes, es que primero hay que conseguir transmitir el mensaje, la historia. Cuando esto se consigue, vamos a trabajarnos a fondo el aspecto gráfico. Probablemente, cuando hay un buen concepto del medio, todo este proceso se realice en un solo paso. Recuerdo la respuesta que daba un humorista gráfico en una entrevista sobre la importancia de un buen dibujo. Decía que si el chiste es bueno un buen dibujo lo ayuda, pero si es malo no hay dibujo que lo salve.
En otras artes, en cambio, esto no pasa ya que la comunicación no es imprescindible. Por ejemplo, la Gioconda seduce a medio mundo y nadie sabe de qué se está riendo, donde está, ni quién era con certeza (andan algunos diciendo ahora que si es el propio Leonardo ). A eso me refiero. Y con el arte contemporáneo esto se acentúa mucho más.
Doy por hecho de que si a mí me gusta un cómic, pongamos de Hugo Pratt, es porque me encanta el
dibujo y me seduce el guión. Y que lo que dices no deja de ser verdad: la narración cuenta; pero ya lo decías tu mismo antes: el equilibrio es lo importante. Aunque yo a lo que me refiero como equilibrio es a un aspecto que
hace que el cómic vaya más allá que la literatura y posiblemente por esa misma razón, más allá que un arte como la pintura: tu puedes extrapolar una sola viñeta por sus cualidades estéticas sin tener por qué haber leido toda la historia, lo que la acerca a la pintura, -en tanto que dibujo artístico o ilustración- pero junto con las demás, se coloca a la par que el cine, la literatura o los ciclos narrativos de los grandes muralistas renacentistas, -en tanto que narración o descripción-. Eso es a mi parecer lo que en buena medida la convierte en arte: su
capacidad de seducir como pieza única o como parte integrante de un conjunto, que como ya dije, puede o no funcionar, depende. Sólo sé que en primera instancia, cuando me intereso por un cómic en la tienda, lo que me atrae es por supuesto la imagen y,luego sí, si me decido a comprarlo -cosa que hace tiempo que no hago, por otro lado. Lo último que compré, allá por el 2000, fue la colección de Calvin & Hobbes-, si me decido decía, es porque la historia me convence
definitivamente. Y lo que me gusta o hago, una vez leido, es echarles una ojeada de vez en cuando a las ilustraciones por puro placer visual. De lo dicho se deduce que no tengo claro qué tiene, -si quieres, a largo plazo-, más valor.
Por otro lado, tampoco estoy del todo de acuerdo con el ejemplo de la Gioconda ;-) Creo que la
comunicación sí se da, o se dio en su día: para que medio mundo se admire de su figura, primero
saben que fue realizada por Leonardo, a quien la Literatura, los medios de información ya desde
hace tiempo y recientemente el cine, llevan encargándose de elevar al Olimpo del Arte. Añádele a eso el morbo que para muchos tiene el haber sido robada en dos ocasiones y ya tienes el combinado perfecto para que a todos interese sin tener por qué saber quien era, si se ríe o no y si es un autoretrato de su creador. Eso sí, la puedo disfrutar con el mismo deleite que una sola viñeta de Little Nemo o querer saber más sobre ella y obtener cualquier información adicional de la misma manera que me puedo leer todo el libro sobre las pesadillas del pequeño y onírico aventurero.
Uy, uy,uy, creo que va a llegar la sangre al río. Mejor no me meto.
Bueno, va, sí me meto.
Sólo os quiero recomendar a un autor que descubrí hace poco y que me encantó. Se llama Juanjo Sáez y tiene dos libros publicados que están en la Biblioteca de Sant Boi (esto es un guiño para Jose). Os recomiendo que los leáis. Uno se llama "Viviendo del cuento" y el otro "El Arte, conversaciones con mi madre". Os recomiendo el segundo, primero y, si os ha gustado, el primero, segundo (¿se entiende?).
Dani
Hombre, Dani. Qué bueno leerte por aquí. Habrá que mirar esas recomendaciones que haces a ver qué tal. Pero aquí no hay "sangre" que vaya a ningún río... al menos no por estos lares. A lo sumo sanguina, que es lo propio, je je je...
Un abrazo.
Hola hombres,
El libro que recomienda Dani "El Arte, conversaciones con mi madre" es un pequeño tesoro lleno de sinceridad (una visión muy subjetiva de su autor)
Reflexiona sobre los grandes del arte con ayuda de unas ilustraciones muy simples y se apoya en todo momento en la figura de su madre como persona ajena al mundo artístico.
Si teneis ocasión darle un vistazo.
Me han encantado los libros que muestras, Rodri, buscaré para poder tener uno entre mis manos.
Petons.
Sera
Hola mujer:
me dijeron que los míos los encontraron en unos grandes almacenes con un nombre muy inglés, por si te ayuda en la búsqueda.
A la paz!
Hola, Sera. Me alegra que conozcas a Juanjo Sáez, ilustrador al que conocí gracias a mi esposa, que fue quién descubrió su obra en nuestra Biblioteca habitual. Personalmente me parece un artista muy creativo y me resulta muy simpático en su estilo narrativo. Su despreocupación por los "errores" y como integra éstos en la obra lo convierte en uno de mis autores actualmente preferidos. Pero lo que más recuerdo e incluso he tomado como enseñanza es su obsesión por la sencillez. Recuerdo sus pensamientos sobre que él, durante toda su vida, había creído que lo sencillo es "mejor" que lo complejo y, como además de pensarlo, lo ha puesto en práctica de una forma tan amena, no puedo menos que convencerme de que tiene razón. El resultado es un estilo fresco, ocurrente y, como dices tú, muy sincero. No quiero decir con esto que deje de admirar a artistas cuyos trabajos muestran una complejidad también muy atractiva y delante de los cuales me quito el sombrero por saber llevar tantos elementos y conjugarlos armoniosamente en una obra, que a la vez puede resultar tan personal y sincera como la de J. Sáez, pero también tengo la sospecha que a veces la aparente complejidad a que pueda aspirar un artista como prueba de su capacidad artística no deje de ser en algunos casos una forma de ocultar cosas en lugar de mostrarlas como, por ejemplo, cuando decimos una mentira y la empezamos a complicar con datos y datos intentando darle una coherencia que nos dé seguridad al enfrentarnos con ella a los demás. Por ello en cierto modo creo que existe Arte Mentira que, o bien tiene poco contenido, o bien trata de convertir en verdad una cosa que no es cierta, y que a menudo acaba el artista por creerse, de tanto que la adorna. La conclusión de todo esto supongo que es la misma a la que llegó Juanjo hace mucho tiempo: que lo complejo no garantiza lo artístico, ya que depende de muchos otros factores. Opino que Juanjo Sáez no dibuja como dibuja por incapaz (aunque bien podría ser ese el motivo), sinó más bien porque ha tomado una decisión sobre lo que quiere contar y cómo contarlo, y la ha llevado hasta las últimas consecuencias y es por ello que lo considero una figura relevante dentro del panorama actual digamos de la "comunicación plástica". Y la prueba de su éxito es que ya le han salido imitadores (muy malos, por cierto) en el terreno de la publicidad, por ejemplo, y eso que apenas está empezando a ser conocido.
Bueno me despido con una mención a la última Feria del Libro de Barcelona, a la que J. Sáez asistió en un stand con el slogan "Tonto el NO lea". ¡Chapeau!
Un abrazo,
lo Dani.
Me ha encantado eso de "Tonto el que no lea". La genialidad de lo sencillo. Rotundo y simple.
Me gustaría decir que Hugo Pratt es uno de mis autores favoritos en lo que a "novela gráfica" se refiere. Digo así y no "cómic" porque no puedo, ni aunque quiera, poner a los superhéroes de la Marvel al mismo nivel que a Corto Maltés, quizás a un Tintín y, mira, la comparación me viene al pelo. Porque el modus operandi de Corto es el de "ni juzgar ni tomar partido" en las acciones ni los motivos de los demás. Corto es un vividor y al tiempo, un soñador. Antes despiertan su interés la magia y las civilizaciones perdidas que los motivos por los que se haya iniciado una guerra o levantado un pueblo en revolución. Y sin embargo las acciones de Corto están siempre involucradas en los actos y motivos de otros. Porque Corto es un mercenario de sí mismo. Las locuras de los demás (ambición de riquezas, poder o simplemente afán de notoriedad)le sirven en su sed de aventuras y, en medio de todo ese desorden que convulsiona al mundo de mediados del S.XX, llama la atención (aunque dadas las circunstancias no podía ser de otro modo)cómo valora la amistad por encima de todas las cosas y por ello tiene a esos amigos maravillosamente enigmáticos en Brasil, la China, Argentina o Etiopía. La vida-obra de Corto-Hugo rezuma decepción por los ideales del S.XX y por la idealización de la naturaleza humana, en la que Corto desconfía profundamente. Corto huye de los falsos ideales en una marcha eterna por el mundo a la manera como el Sr. Sommer (de Patrick Süskind) huía de su enfermedad, pero al contrario que este último, Corto huye siempre hacia adelante, en busca de nuevas aventuras, que hagan interesante el hecho de vivir.
Me gustaría también recalcar que tanto Georges Remy (Hergé) como Hugo Pratt tengan entre sus obras más reconocidas y "sensibles" las historias que elaboraron en Oriente. Tanto "Tintín en el Tíbet" como "Corto Maltés en Siberia" consagraron a ambos autores a nivel internacional. En buena parte ayudó, imagino, la crisis de valores que estaba sufriendo la cultura occidental. Pero qué diferentes autores fueron Pratt y Hergé, a quién también admiro mucho. El primero un vividor impenitente, el segundo, un hombre encorsetado por un excesivo celo religioso y un sentimiento de amistad idealizado hacia su amigo Chang (el protagonista de "Tintín en el Tíbet"), quién estuvo desaparecido para Hergé durante muchísimos años y cuando al final de su vida (de la de Hergé) se reencontraron, el pobre Chang (que se había convertido en pintor, en China)no acabó nunca de entender el excesivo aprecio que tenía Hergé por él, ni el despliegue de medios que la prensa ejecutó para mediatizar un asunto que sólo en la, deteriorada por la edad, mente de Hergé tenía importancia, pues parece que la supuesta "amistad" se remontaba a un corto viaje que había hecho a la china para preparar el nuevo álbum y que tuvo como asesor al mencionado Chang, quién cumplió con su cometido y nunca más se volvió a acordar del asunto.
Hasta la próxima,
El dani.
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